Infraestructuras fracasadas
El pabellón Reyno de Navarra Arena corre el peligro de seguir el ejemplo de otras infraestructuras hechas con dinero público que han resultado un fiasco. Estos son algunos ejemplos.
Aeropuerto de Castellón. Es el caso más simbólico de la Comunidad valenciana. El pasado enero, cuatro años después de su inauguración, despegó el primer avión del aeródromo, en el que la Generalitat invirtió más de 150 millones. Una empresa canadiense lo explotará las dos próximas décadas, aunque el Gobierno autónomo tendrá que desembolsar para ello 25 millones los siguientes nueve años.
Pista de esquí seco en Valladolid. La Diputación invirtió 12 millones en una pista de esquí seco en un pueblo de apenas 100 habitantes que quedó paralizada por orden del Tribunal Constitucional. Los ecologistas habían denunciado que se estaba obrando sobre una zona quemada.
Ciudad de la Luz de Alicante. La Generalitat sacó la semana pasada a subasta estos estudios de cine obligada por la Comisión Europea. Bruselas consideró en 2012 que los 274 millones invertidos suponían una alteración de la competencia en el sector. El Consell no confía en recuperar el dinero gastado.
Aeropuerto de Ciudad Real. Detrás de esta infraestructura privada también hubo mucho dinero público. La Caja de Ahorros de Castilla La Mancha, intervenida, tenía el 35% de las acciones y prestó dinero a accionistas por valor de otro 25%. Costó más de 1.000 millones y entró en concurso de acreedores en 2010 por una deuda de más de 300. Ahora la justicia estudia una oferta de 80 millones.
Parque de la Historia y el Mar de San Fernando. El acuario de la localidad gaditana, terminado en 2007, nunca ha llegado a abrir, así que el Ayuntamiento busca nuevos usos para el edificio, que costó 10 millones. Su mantenimiento supone un gasto de 150.000 euros al año.
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